jueves, 14 de junio de 2012

Manipulación Política

Quise retomar dos frases que me llamaron la atención para escribir el siguiente ensayo. 
La primera es del famoso escritor irlandés George Bernard Shaw,  ganador del Premio Nobel de Literatura en 1925 y  activista político. Como ser crítico definió el sistema político con la siguiente cita: "La política es el paraíso de los charlatanes".

La segunda es del cuadragésimo presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan, demócrata y actor reconocido en el año 1938, afirmó “He dicho muchas veces que la política es la segunda profesión más baja y me he dado cuenta de que guarda una estrecha similitud con la primera”


ACTUACIÓN COMO PROFESIÓN O ACTUACIÓN COMO CORRUPCIÓN

Wikipedia define la política como la actividad humana que tiende a gobernar o dirigir al Estado en beneficio de la sociedad, pero en estos tiempos y sobre todo en los jóvenes, la política es vista como un elemento corrupto embriagado por la ambición y el poder. Es innegable que la política es un ámbito en el que en muchas ocasiones se usa la palabra con una vaciedad sorprendente. Los políticos son seres capaces de hablar horas y horas sin decir nada, y más cuando usan esa jerga que solo ellos comprenden, compuesta de cifras y datos que al ciudadano no le interesan o no entienden.

Generalmente los políticos cuando están a la espera de ganar la candidatura de algún cargo tienen etapas de proselitismo, en el que intentan acaparar la atención del público para conseguir el voto que los podrá llevar a la gloria. Para ello se valen de excelentes actuaciones, cual si fueran artistas profesionales, puesto que saben encontrar el clímax exacto para conmover, reír, enojar y sentir esperanza con las promesas propuestas, cuya  finalidad es llegar a satisfacer las emociones de los espectadores, que perciben la realidad pero no la comprenden, dedicándose a esperar un final feliz como típica telenovela mexicana.

El mundo de la política cuenta con todos los componentes dignos de una novela Shakeaspereana, desde la traición pasando por la ambición hasta las “buenas intenciones” que no siempre resultan ser las más apropiadas, pero que siempre por tener ese tinte de credibilidad envuelven  a los perceptores.  Es claro saber que los políticos utilizan el lenguaje como herramienta de manipulación masiva, donde esconden la otra cara de la moneda, esa que solo busca el poder, el dinero y el prestigio político que los hace invencibles antes sus rivales; esto sumado al despliegue actoral dan como resultado el embauque a la sociedad.

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